martes, 4 de mayo de 2010

ESTOICISMO Y EPICUREISMO

¿Qué es la felicidad?
¿Depende…, de mí?
¿Y…, El Destino?

LOS ESTOICOS

El Estoicismo se desarrolla en el año 300 a.de c.

Los estoicos antiguos son: Zenón de Citium (336-264 a.de c.), nacido en Citium (Isla de Chipre) y fundador de la doctrina: abrió a comienzos del Siglo III a. de c., la escuela estoica (escuela del pórtico= stoa).

Otros estoicos, son: Cleantes (321-223); Crisipo (280-210), nacido en Tarso (donde nació San Pablo), le dio su carácter sistemático; Panecio de Rodas (185-112) y Posidonio de Apanea, introducen el estoicismo en Roma.

Séneca (4 a. de c.- 65 d. de c.): Autor de tratados tan famosos como De la Cólera, De la Brevedad de la Vida o las Cartas a Lucilo.

Fue profesor de Nerón, muriendo por orden de éste, abriéndose las venas.

Epicteto (50 d. de c. – 130 d. de c.): Fue Epicteto el que resumió la sabiduría estoica en esta famosa fórmula: ¨Soporta y Abstente¨.

Marco Aurelio: Emperador romano, que enfrenta a los bárbaros y nos deja una colección de sus reflexiones en sus ¨Soliloquios¨, una especie de diario íntimo estoico.

¿Por qué predica el estoico una resignación animosa? ¿Por qué se niega a considerar como un mal, el dolor que lo golpea?

Porque, precisamente, todo lo que le sucede está delimitado por la razón soberana (logos). Porque la Naturaleza es fundamentalmente buena. La Naturaleza es la vida universal, es Dios mismo.

El Universo, cuerpo de Dios, es por tanto, un organismo perfecto; el mal no existe más que en vista del bien. El hombre no es sino un órgano de éste inmenso organismo y su alma, una chispa del alma divina. Es por tanto, perfectamente natural que el hombre se someta al Destino, que no es la expresión trágica del castigo inexorable (Sófocles) que persigue al culpable, sino por el contrario un destino-providencia, una armonía inmanente al universo, la expresión de la racionalidad del curso del mundo, de su necesidad, del fuego divino que circula a través de todas las cosas.
El Estoicismo es pues, un panteísmo naturalista, un monismo optimista.

¨Soy feliz cuando no deseo que las cosas sean distintas de lo que son¨.

La Felicidad es una actitud de la voluntad. La Moral estoica está hecha totalmente de sabiduría y resignación.

¨Soporta y Abstente¨ (Epicteto)

Depende de mí, la aceptación a la voluntad. (Libertad?).

De aquí la distinción fundamental entre las cosas que no dependen de mí – de las cuales no debo preocuparme – y las cosas que dependen de mí y sobre las cuales, yo debo decidir.

Mi salud, mi muerte, mis reveses de fortuna, no dependen de mí, son ¨indiferentes¨. En cambio, mis juicios y también mis pasiones, dependen de mí.

El Determinismo (o Destino): cuando un hecho se da ¨de modo necesario¨.

• Falta de Voluntad humana
• Fatalismo
• La Responsabilidad
• La Culpabilidad (de qué soy culpable?)

Principio Activo (Dios o el Destino): penetra en la totalidad de las cosas (pasivas).

¨El mundo estoico, es una totalidad ordenada según una secuencia – aparentemente necesaria – de causas y efectos, en la cual, nada queda librado a la casualidad.¨ (Y es racional).

El hombre no puede sustraerse a la necesidad del Hado (Destino = encadenamiento fatal de los hechos), y la sabiduría consiste en aceptar voluntariamente lo inevitable. Esta aceptación es la expresión de la más alta racionalidad, y como tal se vincula al hombre que es especialmente razón. ¨Según la Razón¨ es ¨según la Naturaleza¨, o sea, aceptarla sin rebelarse, comprendiendo su orden perfecto.

EL EPICUREÍSMO

Toma Su nombre del filósofo Epicuro, nacido en la isla de Samos en 341 a. de c., muriendo en el año 270 a. de c.

Vivió en Atenas, donde fundó una escuela en un bello jardín. Sus cursos se daban en amigable conversaciones bajo la sombra de árboles frutales.

Obras: Máximas y Tres Cartas: A Heródoto, A Pitocles y a Meneceo.

Sus enseñanzas se oponen al estoicismo, estando inspirados en el mismo deseo: hacer feliz al hombre, procurarle un estado libre de toda angustia, o sea la ataraxia.

Los fenómenos naturales se explican por sus causas naturales; no hay ninguna intención sobrenatural operando sobre el mundo. El eclipse del sol, no es una amenaza divina; la peste misma, no es un castigo divino, sino la corrupción del cuerpo humano por gérmenes diseminados en la atmósfera.

Toda creación ¨a partir de nada¨, es imposible. Por la misma razón, ninguna cosa retorna a la nada.

Todo se transforma.

Los cuerpos compuestos no cesan de descomponerse y recomponerse, pero los elementos indivisibles (átomos) que los componen, son eternos.

No tenemos por qué temer a los dioses ni por qué suplicarles. Son dioses bienaventurados, llenos de sabiduría que, en los intermundos, conversan armoniosamente entre sí, sin cuidarse de los hombres.

El temor a la muerte es insensato: cuando vivimos, la muerte está ausente. Y cuando morimos, la vida está ausente.

La búsqueda del placer es el fin de la vida, pero el placer verdadero no es para él, el placer de los libertinos; es el placer de la quietud: la ausencia de dolor. Se rehuyen todas las ocasiones de dolor.

Epicuro condena los placeres artificiales (de lujo, vanidad) y entre los naturales, los necesarios: beber, cuando se siente sed; comer, cuando se tiene hambre: un poco de pan, un poco de agua, un poco de paja para dormir, un poco de amistad.

Para los epicúreos, la sabiduría consiste en el cálculo de los placeres, disfrutar al máximo de ellos, sin ser dominados por los mismos. Conseguir la ausencia de dolor.
Otros epicúreos fueron Horacio y Lucrecio.

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